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En la UBA
domingo, noviembre 12, 2006

Elecciones en la UBA, un fiel reflejo de lo que somos...

Ok, esto pasó hace un par de semanas, pero dado que hace 4 meses que nadie actualiza, vengo a llamar a la reflexión con lo siguiente:

Corrían las elecciones en la Facultad de Derecho el pasado 27 de octubre, para elegir por un nuevo período (1 año) a quienes manejen el Centro de Estudiantes. En derecho hay varias agrupaciones, (La Nuevo Derecho, EUBA, IURE, NBI, y partidos de izquierda como el MNR, Polo Obrero, MST... si si, y todos en derecho!) y La Nuevo Derecho es la que viene ganando los últimos 3 años.

Como siempre por esas fechas la facultad se convierte en un gastadero de plata en volantes, afiches, etc... esto es, no hay un sólo pedacito de pared libre, hay TONELADAS de papel impreso por todos lados (con fondos que salen... de dónde??) y después encima nos quejamos de las papeleras. Pero la historia en sí es otra.

Me dirigí a votar, y se supone que la mesa de votación es el único lugar donde podría respirar libre, sin carteles de votame, sin presión de los volanteros, sin nada: LIBERTAD!

Pero... ¿se podía votar en paz?

Haciendo la cola para votar, a 1 metro de la mesa, un flaco me dice si me puede hacer una pregunta. (SI: Tenía cara de pertenecer a un partido político...) le pregunto que quiere, y empieza:
"Yo soy del Partido Obrero, votame bla bla bla..."

Indignado, lo increpé al flaco, ya de mala manera:
-Pibe escuchame, ustedes pueden estar acá en este lugar?? Estoy en la cola para votar no podes venir a hacer propaganda acá...
A lo que respondió:
"Es que es la única manera de que la gente nos escuche porque el atropeyo bla bla bla... la opresión de las masas bla bla bla..."

Indignadísimo, me fui a quejar con la presidenta de mi mesa de votación, una mujer que se parecía al burocrático personaje de la empleada pública de Gasalla. Que recibí de respuesta?
-"Callate pibe, no me vengas a armar un escándalo acá en la mesa"

Esto sucedió en la Facultad de Derecho... La ley? Bien, gracias. Muy linda. Lástima que ni nosotros mismos la hacemos respetar.